Existen muchas filosofías sobre cómo puede un niño aprender a nadar. El enfoque de desarrollo considera cada una de las características de desarrollo del niño.
Dos áreas de preocupación clave son la preparación física (si está preparado su cuerpo) y la emocional.
Con demasiada frecuencia solo se considera la preparación física del niño. Físicamente un niño de dos años ya es capaz de moverse en agua impulsándose con sus pies y brazos, y su control respiratorio le permite levantar la cabeza para respirar y volverla a meter.
Sin embargo, el factor clave para evaluar la capacidad de un niño en el agua es la preparación emocional. Esto determinará si una habilidad se desarrolla bajo control voluntario o si es el resultado de una respuesta basada en refuerzo negativo.
Por ejemplo, ¿puede un niño entrar al agua cómodamente y con control voluntario decidir qué hacer ahí dentro? ¿Puede el niño sumergirse, nadar en cualquier área de la piscina y respirar a voluntad? O, ¿es el acto de nadar una respuesta al entrar al agua, con lo cual un niño rueda hacia atrás en un acto de auto conservación o se arrastra hacia el lado de la piscina? Es el nivel de control emocional, confianza interna y comprensión que posee el niño lo que debe preocuparnos.
Desafortunadamente, en muchos programas, los fines justifican los medios. Obligar a un niño a realizar una tarea para la cual no está emocionalmente preparado puede causar un daño psicológico duradero. Los escritos del Dr. T. Barry Brazelton reflejan esta preocupación.
El Dr. Brazelton ha escrito numerosos libros y artículos sobre el desarrollo infantil temprano. Su enfoque del aprendizaje y el desarrollo incorpora problemas de apego, desarrollo del cerebro, y cómo el estrés ambiental influye en la capacidad del niño para sentirse seguro y protegido.
Concluye que las experiencias traumáticas menores o mayores afectan en gran medida el bienestar emocional de un niño y pueden provocar una interrupción en el desarrollo de la autoestima.
Tenemos varias conclusiones a las que llegó el Dr. Brazelton, las cuales nos ayudan a desarrollar el programa de bebés de Acuatics.
• El desarrollo del cerebro antes del primer año es más rápido y extenso previamente.
• El desarrollo del cerebro es mucho más vulnerable a la influencia ambiental de lo que se sospechaba. Existe evidencia que muestra que los bebés expuestos a una buena nutrición, juegos, y compañeros de juego tenían una función cerebral notablemente mejor a los doce años que los criados en un entorno menos estimulante.
• El medio ambiente afecta no solo la cantidad de células cerebrales y la cantidad de conexiones entre ellas, sino también la forma en que estas conexiones están "conectadas".
• El estrés temprano puede afectar la función cerebral, el aprendizaje y la memoria de manera adversa y permanente.
• Una nueva investigación proporciona una base científica para el hecho reconocido desde hace mucho tiempo de que los niños que experimentan estrés extremo en sus primeros años tienen un mayor riesgo de desarrollar una variedad de dificultades cognitivas, conductuales y emocionales más adelante en la vida.
En Acuatics hemos enseñado y observado a miles de niños que aprenden a nadar de una manera divertida, efectiva y duradera con risas y gritos de alegría, en lugar de lágrimas y gritos de miedo.
Les recomendamos encarecidamente a aquellos de ustedes que consideren lecciones de natación para sus hijos pequeños, o aquellos que están en un programa de educación acuática, vean primero y busquen un poco de ternura. Les aseguramos que funciona mejor que la obligación.