El efecto de entrenamiento es una reacción de adaptación del cuerpo a un estímulo o estímulos.
Para que pueda producirse un efecto de entrenamiento, el estímulo de entrenamiento debe superar cierto umbral de esfuerzo.
Así pues, si queremos que se dé el fenómeno de adaptación, se debe superar un umbral crítico de entrenamiento.
Y esto, ¿cómo se logra?
Es muy importante que el entrenador conozca a su nadador. El entrenador es quien determina las cargas de entrenamiento.
Los componentes de la carga de entrenamiento son:
1) Duración: Tiempo que dura el estímulo
2) Volumen: Cantidad de trabajo realizado
3) Intensidad: Grado o fuerza del estímulo
4) Densidad: Relación del trabajo – descanso en tiempo
Utilizar grandes cargas de entrenamiento podría resultar en un sobre entrenamiento, pues puede agotar las reservas del organismo. Sin embargo, si la carga no fue suficiente tampoco habría progreso.
Uno de los problemas que más interesan al entrenador es saber si la sesión de entrenamiento puede garantizar un efecto entrenable. Es decir, que haya una adaptación al esfuerzo y el nadador mejore.
Mientras que las elecciones de los ejercicios determinan la acumulación de metabolitos (sustancias que produce el cuerpo cuando hace ejercicio) que actúan formando proteínas, la carga total de la sesión de entrenamiento es lo que determina la función endocrina (las hormonas que se secretan para mejorar la función de los músculos). Los músculos deben crecer y funcionar mejor para que haya entrenamiento. También es muy importante los intervalos de trabajo y de descanso dentro de una sesión.
Un entrenador no solo diseña las sesiones diarias dentro de la alberca, también diseña los ciclos de entrenamiento, los descansos, la recuperación, entre otras cosas. Todo ello lleva a un nadador a ser exitoso y mantenerse durante el tiempo.
Ponerte en manos de entrenadores capacitados es la base de todo tu entrenamiento.
Fuente: Planificación y Control del Entrenamiento en Natación, Fernando Navarro y Antonio Rivas, Editorial Gymnos