Es importante conocer que la técnica “ideal”, que es un patrón básico de movimientos, no es igual en cada persona. 

Por más que te esfuerces por enseñar crol a  dos niños de la misma edad, con la misma técnica y el mismo tiempo, al final cada uno de ellos nadará con un estilo “personal”, e irán desarrollando con el tiempo patrones de movimiento personales que le darán una característica a su estilo.

No es lo mismo el crol que nadaba Mark Spitz al el que nadaba Michael Phelps, por ejemplo.

Situaciones como la forma del cuerpo, de estructura ósea y composición muscular, de distribución de las grasas, y aún los de índole psicológica, servirán para el trazado de cada técnica individual.

Es por eso que el entrenamiento de la técnica (estilo) estará ligado al cuerpo del nadador y esto dependerá de la edad del mismo. A esto se le llama evolución deportiva.

A la edad de 6 a 10 años se enseña el estilo y se entrenan los principios básicos. Se busca el desarrollo multilateral. Esto dura de 2 a 4 años.

Cuando el niño tiene de 12 a 13 años empieza su entrenamiento formativo técnico, estos son ejercicios educativos para perfeccionar el estilo que ya aprendió, y lograr mejor rendimiento físico: fuerza y resistencia con estilo. Esto dura de 3 a 4 años.

Cuando tienen 16 años, y están en la pubertad, tienen muchos cambios en su cuerpo. Hay que adaptar el estilo a estos cambios. También hay cambios en el carácter, forma  de reaccionar y gusto por nadar. Un buen entrenador está alerta a estos últimos, pues si no el niño se aburre y deja de nadar. Si logramos mantenerlo, esto dura de 2 a 4 años.

A partir de los 16 años empieza el entrenamiento de alto rendimiento en quienes iniciaron la natación a los 6 años o antes. Aquí es donde entran las variables técnico-tácticas del movimiento.

Por lo tanto, un niño que practique el alto rendimiento en natación debió estar en la alberca cuando menos tres veces por semana durante diez años, por esto el educador y entrenador deben ser personas con un alto sentido humano, capacitados, y que les guste lo que hacen.

Los padres deberán conocer y comprender estos cambios para acompañar a su hijo o hija en este camino tan maravilloso pero exigente que es la natación. 

¡Pero cuidado! Un entrenador que apura o se salta uno de estos procesos puede causar una deserción en un nadador joven. Ten siempre en cuenta lo anterior. “Más vale enseñanza que dure, y no competencia que canse”.